el delirio querulante según o.bumke.

El delirio querulante y el delirio delos litigantes. según Oswald Bumke.

"querulant-litigious delusional disorder" QLDD

"querulous paranoide state".

Tema V. Psicopatología del pensamiento. Los trastornos delirantes crónicos.

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***Ver Psicopatología del pensamiento delirante:

a. La idea delirante. Génesis y formación del delirio.

b. Temática y contenidos de las ideas delirantes.

c. Alienación de la persona:El yo psicótico”.

a. La paranoia de Kraepelin.

b. Los delirios pasionales: La celotipia.

1. Historia de Los celos y la celotipia. De Luis Vives y Robert Burton.

2. Delirio de infidelidad y celos en el alcoholismo. Según B. Llopis.

3. Los delirios de reivindicación, los inventores, y apasionados idealistas.

El delirio querulante según:

Tratado de las enfermedades mentales. Por Oswald Bumke.

(director clínica neuropsiquiátrica de Munich, discípulo de Kraepelin).

Traducción de Emilio Mira y López. Prólogo de J. Sanchis-Banús.

Editado por Francisco Seix. Barcelona. ¿1941?

Cortesía del Dr. J. Oncins. Director del Hospital psiquiátrico de Teruel.

Añadido y ampliado por J. L. Día.

Delirio querulante. Se requiere para ello:

-Motivos externos de las formaciones delirantes: agravios, accidentes, etc.

- y un desarrollo psicológico, sobre la personalidad, propios de la paranoia.

"El tipo más frecuente de la paranoia crónica" (según Bumke)

Mecanismo de producción y desencadenantes.

Una pequeña injusticia que el enfermo sufra –o crea sufrir- (por desconocimiento de la “complicada legislación moderna”), le basta para adquirir la creencia de que ha sido injustamente perjudicado (y sobre todo que ha sido pisoteada su dignidad).

Busca pruebas de la mala intención de los demás (y en especial de los jueces)

Pierde la medida de la crítica imparcial, deformando –bajo el influjo de su despecho- los indicios y detalles que conoce.

Los querulantes, (querellantes, litigantes), llevados por su pasión quejosa, llegan a descuidar sus intereses personales, descuidan sus negocios y ocupaciones, enfrascados como están en procesos, querellas, pleitos, instancias, cartas dirigidas a la autoridad, al ministro, etc.

Con el tiempo, más se afianza el convencimiento de la injusticia sufrida, y más motivos encuentran de desconfianza y descontento.


-Confrontación del litigante con la autoridad:

¡el querulante puede resultar maltratado¡. Este trato injusto, acrecienta, y da fe a su lucha justiciera.

La respuesta de las autoridades, jueces, en el curso de esta lucha no siempre son amables y obsequiosas.

Los enfermos pierden sus bienes para pagar los gastos del proceso.

El juez dicta de antemano que “no ha lugar” el proceso.

Se pone en tela de juicio la capacidad mental del litigante, incluso ingresado en un hospital psiquiátrico.

El ingreso psiquiátrico del paciente es vivido como parte más de las afrentas, un subterfugio para quitarle del medio, un motivo más para descubrir tratos injustos por doquier.

Los jueces ya no quieren hacer justicia, están amañados, y contra ellos también hay que reivindicar.

Cada decepción es un nuevo centro de germinación del delirio.

-Limitación del delirio al contexto del agravio inicial, y su extensión por asociación.

El delirio queda limitado a este círculo de representaciones.

Todo cuanto de cerca o de lejos, tenga relación con la supuesta injusticia es incluido en el sistema delirante. El enfermo sólo se preocupa de su delirio.

Ver ejemplos: si un juez tiene el mismo nombre que un enemigo suyo, éste también está en contra del enfermo; el presidente de la audiencia ha sido sustituido porque era la única persona favorable al enfermo; desahuciado de su casa porque el propietario ha caído en las redes de sus perseguidores.

Siempre se pueden encontrar los hilos asociativos que conducen de un elemento a otro, y siempre resulta factible cualquiera de sus ideas considerada aisladamente.

Tan creíbles como las quejas –en este caso justificadas- del caso Dreyfus. (Bumke cita el caso Dreyfus)

-Diferencia entre delirio querulante y paranoia clásica.

Si aparecen nuevos círculos de ideas delirantes, si se desarrollan ideas persecutorias al margen del motivo inicial del delirio, estamos ya ante una paranoia clásica. Un delirio sistematizado.

-Personalidad, conducta y capacidad intelectual del litigante.

Fuera de su sistema delirante, el querulante siente, piensa y actúa de un modo normal, el delirio se hace coherente y con lógica sobre la queja o litigio inicial. Aunque son evidentes sus rasgos de personalidad: intolerancia, intransigente, tendencia a la alusión, y autorreferencia, amor propio excesivo, demandante para los demás, con falta de autoexigencia para sus responsabilidades. (añadido por J.L. Día).

La inteligencia y energía psíquica de estos litigantes paranoides acostumbra a ser extraordinaria, faltando los síntomas de la locura. (“demencia precoz”).

-Otros síntomas psicóticos en los litigantes. Posibilidad de alucinaciones.

Se observan con frecuencia falsos reconocimientos, (ilusiones), e interpretaciones delirantes de hechos y acciones reales. Un gesto, un apretón de manos, un cuchicheo, es interpretado en relación al perjuicio vivido. No suele existir verdaderas alucinaciones.

Muy frecuentes son las pseudomemorias y falsos recuerdos. Representaciones provistas de una gran carga afectiva (ideas sobrevaloradas). Falsas reminiscencias.

-Extensión a terceros del delirio, y cómplices del querulante.

Riesgo de extensión del delirio, de relación dominante o coacción hacia sus más próximos.

La mayoría de los querulantes consiguen reunir un cierto número de adeptos, aun cuando estos pertenecen a su propia familia.

Las esposas, desempeñan un papel importante en el curso de su delirio, y desarrollan un gran celo en la búsqueda de pruebas y testimonios. Lo que cuentan estos litigantes, es creído a pies juntillas por ellas. (el litigante apoyado, incluso hostigado, por su conyugue)


-Introspección y conciencia de enfermedad en la paranoia litigante:

El querulante no critica su conducta, la justifica, incluso se vanagloria de su paciencia, sensatez y aguante ante las injusticias. Reconoce que ha llegado a un límite su paciencia.

Desproporción entre la gran susceptibilidad de estos enfermos para las pequeñas injusticias o ataques a su persona, en contraste con la ingenuidad e indiferencia con que, en cambio, esparcen a su alrededor graves insultos e injusticias.

El maltrato sufrido, justifica para ellos, de manera sobrada, todas sus demandas, acusaciones, insultos, y amenazas. Carecen de la comprensión de su conducta, no se reconocen en su exageración, por el contrario, dicen ser poco lo que se quejan, y más que debería de pleitear y tomarse la justicia por su mano.

¡Nada es suficiente para tamañas afrentas¡.

El tono de su discurso se puede hacer más incendiario y violento, a medida que tienen éxito en sus quejas. Hablan en tonos violentos e injuriosos para provocar a las autoridades, para que intervengan, para que se les haga justicia. Son expulsados del recinto, se avisa a la policía, se les amenaza con la detención, etc, todo ello les acrecienta su postura, les justifica ante sí mismos.

El amor propio es exagerado, se tienen por inteligentes, perspicaces conocedores de la legislación, del derecho. Creen conocer los entresijos de las decisiones judiciales, lo apaños e hilos que mueven las decisiones más altas.

Un gran número de jueces, de médicos, de abogados ya los conoce, se han confabulado para perseguirles, son ya famosos en la ciudad, lo que denota el grado de hipervaloración de su personalidad.

Formas clínicas descritas muy superficialmente en la obra de Bumke.

-Los litigantes del ejército o reglamentos militares.

En el ejército, oficiales orgullosos y susceptibles, presentan un delirio de litigio, como resultado a la rigidez e intransigencia del sistema militar. Un contratiempo (licencia, dimisión, castigo, sanción, etc.), es motivo para el inicio de una reivindicación querulante, por agravio, por sanción injusta, que pretende derribar el sistema disciplinario, evidenciar el trato injusto. La injusticia debe ser resarcida, es preciso que la opinión pública se entere. Un motivo para seguir luchando en pos de la justicia.

-La neurosis traumática:

Algo análogo sucede con determinados pacientes traumáticos: la neurosis traumática, en los que no domina la tendencia hipocondriaca, neurasténica o histérica, sino la tendencia querulante a partir de un síntoma o una lesión.

-Otra forma clínica, la que deriva de temores hipocondriacos, y lleva a la paranoia. La atribución del incesante progreso de un mal crónico al inadecuado o perjudicial tratamiento médico.

La asociación de preocupaciones hipocondríacas internas (no orgánicas) y las tendencias paranoides, constituyendo el tipo de perseguido-perseguidor, que un día hace ostensible su delirio atentando contra el médico, al que juzga culpable de su estado.

En estos últimos casos, es frecuente la concurrencia de rasgos paranoides y psicopáticos.

-Relación entre histeria y querulancia.

La relación entre el delirio querulante y la histeria, -según Bumke- se aprecia claramente en las llamadas “psicosis carcelarias”.

Asociación de rasgos histéricos en los querulantes y otros paranoicos, que se manifiesta en forma de pseudopercepciones.

Los enfermos –no dicen- que por la noche tienen visiones, que deben ser juzgadas como representaciones de su fantasía. Vivencias de éxtasis, de disociación, de falsos recuerdos, son descritos.

-Los inventores y descubridores:

Deben incluirse aquí, muchos "inventores", "descubridores", “mejoradores” del mundo, profetas, fundadores de sectas, etc, que oscilan entre la frontera de la histeria y la paranoia.

Realizan sus deseos de forma imaginativa y morbosa, sus creencias pseudologistas, son mantenidas con pasión sin igual, las defienden y exteriorizan como eje de sus vidas. Se evidencia su sobrevaloración yoica, de grandeza, o de personajes célebres injustamente tratados.

En busca de un reconocimiento social, sólo encuentran persecución y burla.

Ver extracto de la vida y obra de Oswald Bumke. (en book.google)

http://www.whonamedit.com/doctor.cfm/1284.html

Ver textos en español:

LOS SÍNTOMAS DE LA LOCURA”

Alfred Hoche, Emil Kräpelin, Oswald Bumke (Editorial Triacastela).

"Delusional disorders". Paranoia and related illnesses. Alistair Munro. Cambridge Univerity Press.

Forma de contactar con el organizador:

Carta a: Dr. J. L. Día Sahún..

“Seminario de Psicopatología descriptiva y fenomenología”

Hospital Universitario Miguel Servet. Servicio de Psiquiatría

Paseo Isabel La Católica 1-3. 5.009 Zaragoza. España.

Tf: 976 76 55 00. FAX: 976 76 56 12.

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